Pues bien, con esta frase el fundador de la banda y ex-ministro franquista reconvertido en demócrata, justificaba a los golpistas del 23-F sin que nadie desde el estado lo enchironara con Tejero y compañía. Fraga, junto con Franco o Millán Astray forman parte de ese grupito de gallegos para olvidar a los que ahora, con su rebeldía para rendir cuentas ante el Congreso, se ha unido Mariano Rajoy. Chusma autoritaria, sin convicciones democráticas, que denigran a Galicia y a los gallegos. Un mequetrefe que se cree un hombre noble, de esos "como Dios manda", pero que hace mucho que abandonó su nobleza norteña, si es que alguna vez la tuvo, en pro de sus intereses políticos y como no, económicos, aunque sea en "B".
Rajoy ha decidido empujar a su gobierno "en funciones" a una deriva dictatorial que les lleva a tomar decisiones en Consejo de Ministros, que posteriormente se niegan a explicar ante el Parlamento, con el peregrino argumento de que el actual Congreso no les ha elegido como Gobierno, argumento que, como es habitual, repiten todos los PPajarracos como muñecos programados. Tal choque institucional nos ha dejado esta semana la lamentable imagen de los diputados de la comisión de defensa, plantados por el peor ministro de defensa de la historia. Pero claro, un mediocre como Rajoy sólo se rodea de personas más mediocres que él.
Tanta irresponsabilidad de ex-PPresidente y sus PPalmeros parece que acabará en el "nada sospechoso" Tribunal Constitucional, que sin duda, tras arduas deliberaciones, dará la razón al Gobierno a lo largo de la próxima decada y mientras, el caudillejo del PP, hará y deshará a su antojo hasta que duren sus funciones. Una nueva vuelta de tuerca más a la ya maltrecha democracía española. Esa es la consecuencia de votar por candidatos con tan baja talla demócrata. Pero por desgracia, en este país, aún hay algo más de siete millones de almas que votan por Rajoy y su secta.
¡Buenas vacaciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario