domingo, 2 de noviembre de 2014

Perdona que no te perdone

     Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. - Georg Chirstoph Lichtenberg.


     Esta semana te hemos visto, acabado PPresidente, pidiendo perdón por segunda vez en poco más de un año por los comportamientos corruPPtos que desde tu secta de la gaviota se extienden y pudren instituciones y organismos públicos por todo el país. Acuciado por las detenciones de importantes miembros de tu partido en la "operación púnica", te presentaste en el Senado y por sorpresa nos soltaste un discursito que no te creías ni tú. Pedías perdón en nombre de tu partido, algo que a estas alturas ya no es suficiente. El vaso ha rebosado y excusarse en público no te exime a ti, presidente de la corruPPción y los recortes, de tus responsabilidades. No se si alguien te habrá creído. Yo no y por varias razones no te perdono.


     No te perdono en primer lugar, porque lo del martes en el Senado fue un postureo. De lo contrario, hace mucho que habrías cesado a Ana Mato por ser una presunta corruPPta. Más bien te disculpaste para contrarrestar a la populista lideresa Aguirre, que de nuevo te comió la tostada.

     No te puedo perdonar porque ni mirabas a los ojos. Te limitaste a leer un papel que, a buen seguro, alguien te escribió para iniciar una nueva estrategia con el fin de salir del atolladero. Eres como un muñeco que tras ser mordido por una jauría de perros, aún tiene algo de batería y puede balbucear alguna palabra grabada en el disquito insertado en su espalda.

     No te perdono porque te desprecio. Porque ya no me mereces respeto. Porque acusas a otros de conductas de las que tu eres el principal responsable. Porque para evitar el escarnio de tu corruPPta organización, has obstruido a la justicia, inhabilitado jueces y destruido pruebas.

     No te perdono porque no estás arrepentido. Porque sólo buscas escurrir el bulto y que no te pillen. Porque lo único que realmente quieres es mantener el PPoder para seguir medrando.

     No te puedo perdonar porque no buscas la verdad y, con tu execrable mayoría absoluta, tú y tu chusma negáis un debate monográfico y comisiones independientes de investigación.

     No te perdono porque tú eres Bárcenas, Lapuerta, Rato, Blesa, Luis Fraga, Mato, Sepúlveda, J. Manuel Molina, Acebes, CosPPedal y Aznar. Tu eres Granados y Camps. Tu eres Fabra y Sonia Castedo, Matas y Barberá, y por supuesto todos ellos son tú.

     Por último, no os perdono ni a ti ni a tu secta, porque tu gobierno y muchos de tus gobiernos autonómicos son ilegítimos. Porque todo indica que hicisteis tramPPas para ganar en las urnas financiándoos ilegalmente. Porque vuestra falta de cultura democrática extiende el caciquismo. Porque os habéis vendido al mejor PPostor para imponer vuestras políticas.

     Espero no volverte a oír pedir perdón en nuestro parlamento, porque lo degradas al nivel de cualquier reality de segunda. La próxima vez que quieras disculparte, deseo que lo hagas ante un juez, justo antes de que dicten una sentencia condenatoria contra ti. Un poco antes de que subas al furgón que te lleve a ocupar tu sitio en Soto del Real. 

     Señor Rajoy, antes de que le detengan, recoja a sus ministros y abandonen Moncloa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario