domingo, 8 de junio de 2014

Gaviotas, capullos y una abdicación

     Han pasado ya seis días desde que Rajoy, erigiéndose en portavoz de la Casa Real, anunciara la abdicación del Rey y la sorpresa por la decisión regia sigue en todo lo alto. Desde el estupor de aquellos que siguen opinando que Juan Carlos debía reinar hasta su muerte, hasta los que pensaban que ya estaba tardando, pasando por aquellos, gaviotas y capullos, que quieren disfrazar el acontecimiento con una irreal naturalidad. Desde el lunes, en este país, queda más patente que nunca la crisis institucional. El sistema no da más de sí y la acción del poder legislativo está paralizada, volcada únicamente en aprobar por vía de urgencia la Ley de abdicación, para que el sucesor, Felipe VI, ocupe el trono lo antes posible. Entre tanto en la calle se suceden importantes manifestaciones de republicanos, en pro de un referéndum para que los españoles decidan, esta vez sin presión, sobre esa cuestión que lleva planeando sobre España 39 años: ¿monarquía o república?

 
     La respuesta de los pajarracos de Génova y los capullos de Ferraz a esta pregunta, es bien simple. Solicitar en las Cortes por parte de los partidos republicanos allí representados, o bien a través de una iniciativa legislativa popular, la celebración de este referéndum. Mientras, en los medios las gaviotas no escatiman palabras para acusar a los republicanos de desleales. Los del PSOE, respetuosos, se muestran algo más conciliadores, bastante tienen con lo suyo. Ambos partidos, así como UPyD, se esmeran en difundir la propaganda oficial - esto es, lo maravilloso del reinado de Juan Carlos, olvidando los últimos episodios de cacerías, corruptelas o la fortuna acumulada - y lo preparado que está el futuro Rey Felipe, al que le auguran un largo y fructífero reinado, obviando las legítimas demandas del pueblo, avalado por encuestas que a pesar de dar a la monarquía la victoria en un hipotético referéndum, aseveran que más del 62% de los españoles estarían a favor de la consulta.
 
     Con este panorama, está claro que Felipe VI, reinará. Lo que no está tan claro es por cuánto tiempo. Teniendo en cuenta los resultados de las elecciones europeas y confiando en que la ola siga, es más que probable, que los capullos sigan ahondando en ese pozo en el que llevan casi tres años hundiéndose y las gaviotas pierdan su mayoría absoluta y por qué no, el gobierno. Es posible formar un amplio frente de izquierdas dada la pujanza de organizaciones como IU, Iniciativa per Catalunya Verds, Podemos, Equo, Compromís o la Chunta Aragonesista y ahí sí, la consulta popular sobre monarquía o república sería posible. El nuevo proceso constituyente sería un hecho y este sistema, construido con toda legitimidad y por qué no decirlo, acierto, en 1978, pero que por razones obvias, sigue 36 años después tutelado por el fantasma del franquismo, sería historia.
 
     La República puede llegar, pero es necesario no precipitarse, no cometer errores y plantearlo bien. Si a esto sumamos una deseable unión de las izquierdas de este país, a Felipe VI, se le podría apodar como "el breve" y a los del PP y PSOE se les conocería como aquellos que dieron la puntilla a un sistema agonizante.


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