domingo, 23 de febrero de 2014

Por un PPuñado de yenes

     No es novedoso el clasismo que siempre ha caracterizado a la derecha española, serviles o tiránicos, según convenga. Para Rajoy, a la infanta le irá muy bien judicialmente, dado que en su retorcida mente ultra-conservadora, no cabe que una justicia del pueblo condene a la divina realeza. En cuanto a la inmigración, en nuestras colonias africanas se instalan cuchillas y se disparan pelotas contra subsaharianos desesperados, mientras en la península, se le pone puente de plata a mafiosos cargados de rublos, a los que incluso se les ofrece sanidad gratis si se instalan en nuestro país. Años atrás, resulta difícil olvidar como el aznarista ministro Piqué nos retrotraía al cine de Berlanga, humillando al pueblo español recibiendo, en junio del 2001, al presidente Bush hijo con ostensibles reverencias, dejando muy claro quién mandaba.
 
 
     En esta línea, actualmente desde el gobierno de los pajarracos se muestran convenientemente serviles con las autoridades chinas a raíz de la orden internacional de detención dictada por el juez Ismael Moreno contra el ex-presidente chino Jiang Zemin, su ex primer ministro Li Peng y alguno de sus colaboradores, por crímenes de lesa humanidad y genocidio en el Tíbet durante los años 80 y 90 del siglo pasado. Dicha orden de la Audiencia Nacional, que obedece al principio de justicia universal, ha provocado la ira de las autoridades chinas, algo lógico en un país donde la libertad es una quimera y la justicia no existe.
 
     Para evitar el disgusto de los mandatarios chinos, el gobierno español se ha apresurado a acabar por la vía de urgencia con el principio de justicia universal en nuestro país, en virtud del cual, nuestros jueces pueden abrir procesos contra los responsables de torturas, crímenes y demás atentados contra personas y libertades, allá donde se produzcan, algo que había dotado a nuestro país de un gran prestigio internacional. Pero...¿qué importa que a José Couso le asesinaran intencionadamente, junto a algún otro compañero, para amedrentar a los periodistas alojados en el hotel Palestina de Bagdad y que no contaran los abusos de los soldados americanos en Iraq? ¿Qué más da que a Ignacio Ellacuría le ejecutaran, junto a otros jesuitas y colaboradores, los matones de los gobernantes de El Salvador? ¿Qué valor tienen unos miles de tibetanos, frente a varios millones de euros de inversiones chinas? "Business is business" y para los de la gaviota siempre es más importante el dinero, aunque esté manchado de sangre, que las personas. No importa que China sea una dictadura donde los derechos humanos brillan por su ausencia. Al fin y al cabo, los pajarracos son herederos de otra dictadura. La justicia universal era de las pocas cosas que nos quedaban a los españoles para sentirnos orgullosos. Una seña de identidad que ahora se desvanece por la vía de urgencia, en un parlamento PProstituido con la actual mayoría absoluta. Si "los dineros" llegan, no importa pisotear esa Marca España que tanto cacarean, algo que no debemos olvidar de cara al rosario de elecciones que nos esperan en el próximo año y medio.
 
     La anulación de la justicia universal, supone que Rajoy, su gobierno y la secta de la gaviota en general, se hayan convertido en sicarios de dictadores asesinos a cambio de un puñado de yenes.

2 comentarios:

  1. Ni justicia universal, ni justicia doméstica. Una por anulada, la otra por anulable.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Basicamente, en esta EsPPaña, ya no hay justicia.
      Un saludo.

      Eliminar