domingo, 9 de febrero de 2014

Ni derechos, ni humanidad

     Tras lo ocurrido esta semana en la ceutí playa del Tarajal, a la altura de la valla que separa España de Marruecos, se demuestra una vez más esa enfermiza doble moral de los pajarracos, que les lleva a rechazar la pobreza y desigualdad los domingos en la iglesia y el lunes, lejos de las cruces y los rezos, pisotean los derechos de esos pobres. En los últimos tiempos, las intervenciones de policía y guardia civil en las fronteras de Ceuta y Melilla ha dejado bastante que desear, a buen seguro por las órdenes recibidas desde el ministerio del opusiano Fernández Díaz. Dichas intervenciones han rayado lo delictivo, incumpliendo todas las leyes que en materia de inmigración que están vigentes en nuestro país (LO 4/2000, Ley de extranjería, Ley de asilo 2/2009 o Directiva 2008/115/CE).

 
    Lo del gobierno actual no es nuevo. Ya en verano del 96, con el pequeño dictador recién llegado a Moncloa, se llevaron a cabo una serie de expulsiones ilegales de inmigrantes, a los que drogados y esposados subían a aviones que los llevaban a Malí, Guinea Bissau o Senegal. En muchos casos, estos países no eran originarios de los expulsados. De ahí que los gobiernos de dichos estados, hacinaran a estos hombres en centros de detención a cambio del dinero que pagaban los hombres del entonces ministro Mayor Oreja. Ante las críticas recibidas por aquel atroPPello, Aznar, con su habitual cinismo, respondió: "había un problema y tuvimos que solucionarlo". Y luego dicen que si tiene enemigos.

     En la actual etapa, con los pajarracos en el gobierno, los de Génova demuestran que la insensibilidad no era algo exclusivo de Aznar, sino que va en el propio ADN de las gaviotas. La instalación de las concertinas o las devoluciones ilegales de inmigrantes en las vallas de Ceuta y Melilla de manera sistemática confirma su indolencia. Pero los videos y testimonios de varios testigos sobre lo acaecido esta semana en Ceuta, debe despertar una ola de indignación que culmine con la dimisión de nuestro hipócrita ministro de interior. Los propios inmigrantes aseguran que les dispararon pelotas de goma y botes de humo mientras nadaban hacia la orilla, algo que de ser cierto, podría haber influido en el ahogamiento de 15 personas. En los videos se puede ver como los guardias civiles permanecen en la playa sin prestar ayuda a los subsaharianos, que una vez en suelo español, son ordenados en fila y devueltos a Marruecos de forma irregular.

     Esta semana, ante el revuelo creado, Fernández Díaz comparecerá en el congreso para explicar los hechos. ¿Qué podemos esperar...? Que si el control de fronteras, que si Marruecos no colabora, que la guardia civil actuó bien y por supuesto culpará a Zapatero del exceso de inmigración. Lo de siempre. Nada de como el gobierno casi ha eliminado la ayuda al desarrollo en origen. Nada de como Europa y España miran para otro lado ante los abusos de los gobiernos de esos países con sus ciudadanos. Nada de como Marruecos, a pesar de recibir dinero, desatiende y maltrata a los inmigrantes que aguardan su oportunidad en los montes que rodean Ceuta y Melilla.

     Con todo esto y dadas las contradictorias explicaciones de nuestras autoridades, a día de hoy solo hay dos cosas claras. La primera y más grave, que hay 15 personas muertas por el momento. Y la segunda, que una vez más, con el PP, ni derechos, ni humanidad.

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