domingo, 11 de diciembre de 2016

Carta Magna o patente de corso

     Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa. - Victor Hugo.

     Esta semana, los beneficiarios de la Constitución han celebrado su 38 aniversario con el boato propio de la ocasión. Gaviotas, PPajarracos, capullos y naranjitos, lucían sus mejores galas y comían a dos carrillos entre declaración y declaración sobre la defensa de la Carta Magna y la reforma consensuada de la misma. En la pastelosa recepción, no hubo representación ni de independentistas, ni de nacionalistas y por parte de Unidos Podemos, soló una representación testimonial. Causalmente son todos estos grupos los más favorables a una reforma en profundidad de nuestra vieja y retrógrada Ley de Leyes, algo que choca de plano con los espurios intereses de los dos viejos partidos del régimen y su nuevo comodín, Ciudadanos.


     Para llevar a cabo la tan manida reforma constitucional, es necesario que la lideren los de la secta de la gaviota dado que están en el gobierno, pero el PPajarraco supremo, haciendo gala de su extremo conservadurismo, parece no estar por la labor. Mariano y su banda se encuentran cómodos con el marco legal actual y sus nuevos socios del PPSOE también. La Constitución se redactó por y para ellos, bajo la vigilancia del yugo y las flechas y con la obligación de seducir al pueblo para la posterior votación. Se desarrolló con un articulado imposible, con derechos que se ignoran y obligaciones que a los de a pie nos hacen cumplir sí o sí, pero que ellos no cumplen nunca y si algo se les tuerce, ahí está el Tribunal Constitucional para salvar el culo a nuestros políticos dado que sus miembros son nombrados en los despachos de nuestros dirigentes. Los mismos que defienden que la Constitución nos iguala a todos, se esconden tras sus aforamientos para burlar a la justicia ordinaria y callan sobre como la Ley suprema distingue entre autonomías de primera y de segunda.

     En resumen, la Carta Magna, no es que haya que reformarla, es que hay que renovarla de arriba a abajo. Para ello seguramente todos tengamos que ceder, pero si no se abordan los cambios, seguirá siendo el bunker en el que se protegen los corruptos que nos llevan gobernando durante 38 años y un corset para el resto de los españoles. La Constitución del 78 ya no convence ni a los que la redactaron y para la gran mayoría, independentistas o no, solo es la excusa para embridarnos.

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