domingo, 14 de diciembre de 2014

Oír, ver y por imPPerativo ¡callar!

     No hay tiranía más cruel que la que se perpetra bajo el escudo de la ley y en nombre de la justicia. Montesquieu.

     Como ya comenté la pasada semana, los PPajarracos han comenzado su campaña. Reuniones forzadas, desayunos informativos y debates para los suyos, son el marco en el que los de la gaviota repiten una y otra vez los parabienes con los que han convertido a EsPPaña en un paraíso de felicidad, igualdad y riqueza. Según ellos somos la envidia del mundo, el ejemplo a seguir, el espejo en el que mirarse. Oyendo a Rajoy, viceSoraya, Mª CosPPi o De Guindos, ese estudio que asegura que los ciudadanos más felices del mundo son los habitantes del reino de Bután, se convierte en una afirmación falaz, dado que esta etaPPa PPost-crisis, ha convertido a los ciudadanos de EsPPañistán en unos alegres elfos que afrontan las Navidades derrochando la felicidad que le proporcionan los magníficos sueldos de sus estupendos trabajos. EsPPaña ha dejado el inframundo y ha llegado a los mundos de YuPPi, donde YuPPi, interpretado por Rajoy, está en una nave a muchos kilómetros del mundo real.
 
 
     Pues bien, esta semana nuestro estúpido YuPPi, aseguró que la crisis es una historia del pasado e incluso describió gráficamente como eso se nota en comercios, bares y restaurantes. El discurso del PPresi-YuPPi, ha provocado la hilaridad dentro y fuera del país, pues tal euforia fue desmentida el mismo día por una cascada de datos que nos devuelven al inframundo. Desahucios que siguen creciendo, sueldos que siguen bajando o la deflación que ya es un hecho, ponen de relevancia como, Rajoy y su chusma, viven en un entorno que nada tiene que ver con la realidad que se vive en nuestro país. O lo que es más grave, que conocedores de la terrible realidad de nuestro país, los PPajarracos la ignoran y se lanzan a repetir un engañoso y optimista discurso sólo para recuperar el voto perdido. A buen seguro, este discurso, unido a la oportunista bajada de impuestos, calará en los más fieles peperos. Pero será difícil que los de la secta gobiernen sin pactos, a pesar de las promesas de cientos de miles de empleos que ya hace Guindos o del maquillaje de las cuentas que ya hace Montoro para rebajar el déficit.
 
     Para conseguir la victoria electoral, la campaña pepera se verá apoyada por varios elementos externos a los que el gobierno ya está dando forma. Así, el CGPJ ha sucumbido a los deseos de los populares para quitarse de en medio al juez Ruz, enemigo número uno de la gran gaviota por su instrucción de la Gürtel, los papeles de Bárcenas o la financiación ilegal del PP con su caja B. Parece que a Lesmes, presidente del CGPJ, no le ha importado corroborar con su sosPPechosa actuación contra Ruz, eso que afirmó hace escasas fechas, lo de la ley y los roba gallinas.
 
     Otra de las patas necesarias para apuntalar la gran mentira del PP sobre la falsa recuperación, es que el país disfrute de una gran paz social. Dicho y hecho. El PP ha aprobado con su rodillo absoluto en el congreso la conocida como Ley Mordaza. Un texto lleno de sanciones y prohibiciones, más propio de un régimen talibán que de una democracia occidental, que se ha preparado con un único fin: criminalizar las protestas contra las políticas de miseria de los PPajarracos. Una ley que se debería de llevar al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, dado que nuestro denostado Tribunal Constitucional no hará nada contra la voluntad de sus amos de Moncloa.
 
     En definitiva, en el gobierno y su partido se quieren marcar un "1984" de George Orwell, aunque desde luego conmigo, no van a conseguir el fin buscado: el amor por el Gran Hermano.

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