domingo, 15 de octubre de 2017

Patriotas a tiempo parcial

     Que tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio. - Bertolt Brecht.


     A consecuencia de la crisis entre Cataluña y España, hemos asistido a una insufrible exhibición de banderas. Esteladas, señeras, la ridícula bandera del corazón de los de Rivera, banderas de España y hasta el banderín de los tercios de Flandes, han ocupado calles, improvisados mástiles y edificios de nuestro peculiar país. Un orgullo para unos, una vergüenza para la mayoría y un gran negocio para los bazares chinos, para dar color a manifestaciones de PPatriotas a tiempo parcial y violentos ultra derechistas. De nuevo los símbolos del estado, secuestrados por la rancia derecha española, para dar respuesta a un problema, que salvo por la fuerza o con el 155, no saben como resolver.


     Los entusiastas manifestantes de Madrid y Barcelona, son esa "mayoría" silenciosa a la que siempre apelan Rajoy y sus PPajarracos cuando vienen mal dadas. Simpatizantes y votantes que no pierden la oportunidad de un autobús gratis, para pasar un día en la gran ciudad y de paso desPPotricar contra abortistas, gays o ahora catalanes, pero ¿donde estaban cuándo recortaban en educación y sanidad, cuándo nuestro gobierno y la secta que lo respalda saqueaban el dinero público o cuándo miles de familias eran desahuciadas por banqueros de dudosa honorabilidad? Parece que esta gente solo defiende la patria 2 ó 3 días por semana y el resto del tiempo, andan más preocupados de su equipo de fútbol, de que el fontanero no les cobre el IVA o de si alguna participante en Gran Hermano se ha operado la nariz. Miles de PPaletos manipulados por los que les regalan las banderitas, los del partido, otros patriotas a medias a los que la independencia de CAT, les puede reducir sus dividendos en el IBEX o joder los fines de semana en Baqueira.

     El espectáculo dado entre los que se quieren ir y los del "Una, Grande y Libre" abochorna y devuelve a España al mito del país de pandereta. Nada parece atisbar que el diálogo esté cerca, pero haciendo mías las palabras de la periodista Gemma Nierga tras el asesinato de Ernest Lluch, insisto: "Ustedes que pueden, dialoquen por favor".

     

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