EurotramPPa

     A estas alturas parece claro que para la mayoría de los países de la Unión Europea, el euro resultó un timo y, en nuestro caso, nos llevó a la moneda única el mayor timador que hemos tenido en este país desde los tiempos de Godoy: el innombrable. Ya casi nadie duda que este pequeño y acomplejado aprendiz de dictador, al igual que sus correligionarios italianos y griegos, manipuló los datos para cumplir con las exigencias del Tratado de Maastricht.

 

 

     Tres eran los puntos principales que Europa marcaba en los llamados criterios de convergencia: estabilidad de precios para que la inflación no superara el 1,5%, finanzas públicas sostenibles con el fin de que el déficit público no superara el 3% y por último, la participación en los mecanismos de los tipos de cambio europeos, esto es, que no hubiese habido devaluaciones o grandes fluctuaciones de las monedas.

 

     Pues bien, Aznar El Innombrable, en un ataque de soberbia y caudillismo, atajó la inflación a costa de los trabajadores. Vendió las joyas de la corona, como Telefónica, a sus amigos, para obtener liquidez y rebajar el déficit. Y además, para evitar las devaluaciones buscó la competitividad liberando el suelo y dando lugar a la burbuja inmobiliaria, con alto nivel de empleo precario y de baja cualificación, pero que permitía maquillar las cifras del paro.

 

     Once años después y tras haber sido estafados, la perspectiva permite ver como el euro no ha hecho sino empeorar la vida a pie de calle en los llamados países del sur, entre los que nos encontramos. En España, según los datos oficiales, en diez años el IPC ha subido un 34%. Hay que recordar que Aznar cambió los criterios para calcular las subidas de precios a su antojo. Pero la realidad nos dice que todo ha subido mucho más. Huevos y patatas hasta un 114%, viajar en bus es un 60% más caro y los carburantes se han disparado un 84%. Todo esto sin contar que el producto estrellas de las gaviotas, la vivienda, ha incrementado su precio de compra y alquiler un 76%. Éstos datos se agravan si tenemos en cuenta que los salarios hasta enero de 2012 subieron apenas un 14%. Y que ahora, tras un año de gobierno del pájaro bobo, con bajadas de sueldos generalizadas, ese 14% se queda en un 9%, en pro de esa competitividad que tanto cacarean los pajarracos. En resumen, tras 11 años de la llegada el euro, los españoles somos aproximadamente un 55% más pobres. Pobreza que se agudiza con el paro y los nuevos recortes que semana tras semana anuncian los de Génova. Y todo ello sin contar lo que Aznar privatizó y todo lo que ahora, Rajoy y sus compinches, quieren privatizar y que pierde el pueblo.

 

     Este fuerte ajuste aún no ha terminado, pues Europa sigue pidiendo más y nuestro gobierno, con un pusilánime al frente, obedece, a pesar de que el euro nos ha llevado casi a una economía de posguerra, como acreditan los últimos datos de consumo publicados y que indican como una mayoría de españoles compran al día por primera vez desde hace décadas, bajando el consumo de artículos de primera necesidad. Terrible, ¿no? Aún así, nuestro gobierno sigue predicando las maravillas del euro, a pesar de que se demuestra que en realidad es una moneda para Alemania y pocos más. Y eso sí, ideal para las grandes transacciones europeas. Pero todo esto, sin mecanismos como un auténtico Banco Central o una unión económica y financiera con la posibilidad de competir devaluando la moneda, no funciona. Hay muchas Europas con muchas características y no puede ser que un sólo país dicte las normas para satisfacer sus propios intereses, agravando esta gran estafa para la mayoría, mientras Alemania hace un negocio redondo. Todo mi escepticismo sobre la UE me provoca varias preguntas:

 

- Muchos pregonan las bondades del euro, las maravillas de la Unión, la Europa de los pueblos... A juzgar por lo que está pasando, ni es unión ni es de los pueblos, o si no, ¿cómo explicar que mientras en España se acaba con la educación pública, en Alemania se eliminen las tasas universitarias? ¿Cómo interpretar que en Chipre tengan que pagar parte del rescate los ahorradores, mientras en Holanda a los grandes ahorradores se les garantizan pingües beneficios sin apenas gravámenes? Esto no es una unión, sino una relación de servilismo de unos para satisfacer los abusos de los otros. Hay muchas Europas.

 

- A pesar de los esfuerzos que exige Europa, la situación no mejora. Por el contrario, en España todo va a peor y por primera vez se habla de pobreza laboral, es decir, gente con trabajo y a la que el sueldo no le alcanza para cubrir sus necesidades. ¿Hasta cuándo piensan los dirigentes que los pueblos expoliados van a aguantar? Ya somos seis los países que nos empobrecemos a pasos agigantados: Irlanda, Grecia, Portugal, España, Italia y Chipre. Eso sin contar Hungría, Rumanía, Bulgaria, Letonia, Lituania y Estonia, a los que se unen lentamente Bélgica y Francia. ¿Por qué nuestros gobernantes no plantan cara a la Merkel? ¿Quién debe más a quién? ¿Alemania a la Unión Europea o la Unión Europea a Alemania?

 

- Y a nivel más interno, ¿no es vergonzoso que nuestro gobierno en vez de defender los intereses de nuestro país, esté más preocupado del chantaje de Bárcenas? ¿Acaso no resulta patético ver cómo Rajoy da una rueda de prensa por obligación, sin que nadie le pregunte por lo que pasa en la cumbre europea, mientras le bombardean con cuestiones sobre la corruPPción en Génova?

 

     Francamente, prefiero que esta Europa se la coman estrellita a estrellita y desde aquí, dado que la Unión Europea me importa un bledo, llamo a una abstención como respuesta ciudadana a la falta de respuestas de los políticos europeos.