domingo, 7 de mayo de 2017

Santa Cristina Cifuentes

     Se requiere un Congreso sin bandidos y una administración pública sin aves de rapiña. - Ingrid Betancourt.


     En plena orgía de corruPPción allá donde los PPajarracos tocan o han tocado poder, en la calle Génova 13 y a pesar de los delitos imputados e imputables desde la primera a la séptima planta, se ha hecho un hueco la santidad. Medios, PPalmeros y cortesanos del régimen, glosan los hechos y las bondades de Santa Cristina Cifuentes, una heroína de la honestidad, de mirada pura e inocente, incapaz de hacerse la tonta si algo se pudre a su alrededor. La nueva santa, a la que todos loan en la secta de la gaviota, es el azote de los corruPPtos, un mirlo blanco llamado a limpiar el buen nombre del injustamente tratado nuevo PP, una organización que según los PPajarracos, nada tiene que ver con ese otro partido "del que usted me habla". ¡Aleluya!


     A pesar del relato ideado por los PPajarracos, parece que Santa Cristina no es una neófita que se acabara de caer del caballo. Descendiente de una muy conservadora familia de militares de misa diaria, Cristinita se afilió con 16 añitos a Nuevas Generaciones, ya sabéis, esa fábrica de imberbes fachillas, cuyos productos se sientan en los mítines detrás del orador para asentir, sonreir y aplaudir compulsivamente. De NNGG nuestra rubia pasó a la entonces Alianza Popular, siendo elegida diPPutada autonómica por primera vez en 1.991. A patir de aquí y dadas sus grandes dotes como soldado de la secta, Cristina Cifuentes desempeñó en sus 21 años de parlamentaria, un rosario de cargos a dedo que premiaban su sumisión. Asesora del Grupo Popular de Fachardón, portavoz pepera en varias comisiones, entre ellas una de vigilancia de las contrataciones, miembro del consejo de administración en la vergonzante y escorada Tele Madrid, consejera en la asamblea de la esquilmada Caja Madrid y consejera en el saqueado Canal de Isabel II. Siempre en el meollo de la corruPPción, pero siempre conservando la virtud o al menos eso cacarean en la banda genovesa. Desde el año 12 al 15, fuera ya del parlamento madrileño la Cifu se encargo de afixiar las protestas contra el gobierno de Rajoy. Famosas son las cargas de su policía en manifestaciones pacíficas de desahuciados, preferentistas, parados, yayoflautas, perroflautas y alborotadores en general. Ella, al igual que Rajoy, era más de la "mayoría" silenciosa y lo demás, como diría la reina, ¡merde! El resto ya lo sabéis, dedazo del caPPo y Presidenta de Madrid con el apoyo y la nariz tapada de Ciudadanos.

     Es posible que entre sus afines la Cifu se haya ganado el título de Santa. Siempre solícita con la secta, totalmente acrítica y muy complaciente con los jefes de la banda, pero dado que a pesar del relato, su colaboración con la justicia fue a la fuerza y como consecuencia de una comisión de investigación, la que unos nos pintan como Santa, para muchos, entre los que me incluyo, es una más en el partido más corrupto de Europa.
   

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