Varios procesos y condenas políticas durante los últimos cuatro años, han devuelto a nuestro país a los tiempos de los censores de los años 70, pero sin duda la condena esta semana de una chica de 21 años por unos chistes sobre Carrero Blanco, uno de los asesinos del régimen franquista, ha sido una de esas gotas que han colmado los vasos de millones de demócratas, contra la regresión ideológica impuesta desde el gobierno. El fiscal Pedro Martínez Torrijos y los tres jueces de la sala cuarta de la Audiencia Nacional, no solo condenaron a Cassandra a un año de cárcel y siete de inhabilitación, también la humillaron por su condición trans, tratándola en todo momento como si fuera un hombre.
Cassandra esta semana, ha sido solo un caso más de una serie de procesamientos desde que Rajoy y su chusma llegaron al poder allá por 2011. Strawberry, Facu Díaz, Guillermo Zapata o los titiriteros por enaltecimiento del terrorismo, Valtonyc por injurias a la corona o un buen puñado de anónimos por diversos delitos similares, son ejemplos de como los de Rajoy, con la ayuda de un grupo de jueces de dudosa ideología, quieren embridarnos. Lo curioso es como siempre, este tipo de procesos se llevan a cabo en una sola dirección. Mofas como las de Rafa Hernando a cuenta de las víctimas del franquismo u otros exabruptos de gentuza de su misma calaña, quedan impunes a pesar de las denuncias, que por supuesto no son ni admitidas por nuestro escorado sistema judicical y es que parte de la estirada judicatura, comisarios de dudosa rePPutación, fiscales con aspiraciones y en general los PPajarracos, se han propuesto reeducarnos. Si Wert quería españolizar a algunos, Catalá quiere domesticarnos a todos y si para ello, hay que dictar más condenas por enaltecimiento del terrorismo, ahora, que cuando existia ETA, se dictan.
Tras el atropello cometido con Cassandra, se demuestra que la sombra del franquismo aún planea entre nosotros, condenando duramente a alguien que con más o menos acierto hizo chistes contra otro, siendo este otro, un golpista integrante de un gobierno de asesinos, que jamás fueron juzgados por sus tropelías y a cuyas familias nuestro lamentable sistema sigue protegiendo por encima del resto. ¿Hasta cuando seguirá la dictadura...?
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